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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . TIPOGRAFÍA
Limpieza
de archivos
Composición tipográfica
Digitalización
Servicios
Editoriales se inició como taller de tipografía hace unos 25 años,
cuando los libros se hacían en fotocomponedora e incluso en linotipo. En
el tipógrafo y en el formador de páginas recaía
todo el peso de no rebasar la sutil línea que separaba una obra de arte de un bodrio. El tipógrafo tenía siempre presente y
dominaba parte de la labor del corrector y del formador de páginas.
Un buen tipógrafo hacía su trabajo de tal manera que abría la brecha
para que los otros dos concentraran su energía en la parte del proceso que
realmente les correspondía, aunque no hubiera recibido un original
marcado o bien marcado. Así, su aprendizaje se iba afinando cada vez más. Era un
trabajo tan estrecho el de estos tres eslabones de la cadena de producción
que cuando en 1985 apareció un programa que integraba la tipografía y la formación, no
faltaron los tipógrafos, formadores o incluso correctores que decidieron aceptar
el regalo de la tecnología para complementar su trabajo con esa otra
parte del proceso que en muchos casos poco a poco les iba produciendo
fascinación... Una computadora personal se podía comprar por muy poco
dinero, así que todo lo demás fue ir haciendo oficio mediante el
aprendizaje de herramientas que, paradójicamente, sólo ellos tenían la
capacidad de configurar.
Ahora
que prácticamente todos tienen acceso a los procesadores de palabras, que
incluyen cada vez más herramientas de diseño, es muy común que se
piense que ello eliminará la necesidad del tipógrafo y del diseñador. Lo mismo pasa con
la labor del corrector cuando quieren manipular el diccionario sin tener
conocimientos siquiera básicos de ortografía. Del uso deficiente del
programa se derivan múltiples errores que generan archivos conflictivos o
la necesidad de volver a hacer el trabajo al que el autor dedicó horas.
Cuando el texto formará parte de una revista o se convertirá en un
libro, los problemas se multiplican exponencialmente.
Servicios Editoriales no ha querido dejar
de lado esta historia de aprendizaje, adaptaciones y esfuerzos ante la
avalancha de producción de textos que ha significado la popularización
de la computadora y el nacimiento de internet. Por ello, ponderamos más que nunca la labor de los profesionales de la edición.
SERVICIOS
Limpieza de archivos
Archivos
escaneados. Estamos
en la era de la digitalización. El texto escaneado es un nuevo miembro
del proceso editorial en estos tiempos en que los fondos editoriales se
están subiendo a la red. Es muy común que quien realiza esta tarea no
revise el resultado. De hecho, ya nadie revisa nada. La lectura ha pasado a
la prehistoria, y ni qué decir de una confrontación. Esto se aplica a
muchas editoriales con poca experiencia. Para las grandes editoriales, por
fortuna, esto todavía se considera indispensable.
Es
que en ocasiones uno se puede aventurar a corregir los estragos del escáner, pero en otras es imposible siquiera
detectarlos a simple vista. Baste mencionar que muchos reconocedores de
caracteres (OCR) no diferencian una "i" de una
"l" si el original no está bien impreso. A lo mejor se tiene
suerte y no pasa nada al margen de que el prestigio se tambalee un poco, pero ¿qué
sucedería si se tratara de una
fórmula?...
El
tratamiento del texto dependerá del análisis que se haga. Éste dirá
si con la sustitución de los caracteres cambiados es suficiente o si
se necesita una lectura porque se han encontrado "saltos" (falta
de líneas, párrafos o páginas) o
expresiones y hasta párrafos incoherentes, o, en última instancia, si es
indispensable una confrontación porque
es ilegible.
Por
eficiente que sea la digitalización hay muchos elementos que hay que
retirar del archivo, como números y pies de página (para
componerlos aparte), imágenes, etc.
Ya
sean textos escaneados o generados por el usuario, entre nuestros servicios hemos
considerado la limpieza de archivos un elemento que seguramente será muy
apreciado por sí mismo, pues implica dedicación, ingenio y un tiempo que
no todos están dispuestos a perder.
Archivos
generados. Abundan los textos "sucios",
y las razones son múltiples. La ignorancia es una de ellas. Se puede
ignorar desde el correcto manejo de la computadora o del procesador hasta
las mínimas reglas de ortografía. Hay quien pone manualmente las
características tipográficas, porque no sabe que hay "etiquetas" (estilos)
para hacerlo. Basta imaginar un libro con muchísimas tablas hechas con el
estilo "normal" modificado manualmente. Si ese archivo se tiene
que trabajar en otra parte y se vacía en otro archivo del mismo programa
(como suele hacerse para quitar órdenes conflictivas), el estilo tomará
toda la información del nuevo programa; por tanto, las tablas se
desajustarán hasta quedar irreconocibles.
Este
tema da mucho de que hablar. Hay quien piensa, por ejemplo, que después de un punto y
seguido tiene que haber dos espacios. Esto en un texto corrido no
representa problemas, pero un libro con fórmulas mal hechas (acomodadas
con espacios) obligará a quitar esos dobles espacios en cada caso (y
otros tantos que suelen generarse normalmente en el momento de
escribir). Otros piensan que a las versales (mayúsculas) no se les pone acento
(hemos recibido libros enteros en mayúsculas para evitarse la
acentuación...); otros más colocan el punto de final de párrafo
después de signos de
interrogación y admiración de cierre, porque desconocen que no los
lleva. En fin.
La
hegemonía del inglés hace lo suyo. ¿Cuántas veces
no ha llegado a nuestras manos un archivo que sólo usa signos de
admiración e interrogación de cierre, sólo por desconocimiento de su
autor o por
haber sido generado en una máquina que no contiene los archivos
correspondientes al español? Cuando se trata de una novela o una obra de
teatro, el trabajo se multiplica.
Pueden
acudir a SE/Taller
los
investigadores y escritores no avezados en la informática, quienes a
veces se ven obligados a entregar sus archivos diagramados en
un programa editor determinado, o por lo menos libres de errores y que cumplan con
ciertos criterios de edición.
También
las editoriales pueden contratar con SE/Taller
la molesta limpieza de archivos y dejar que su personal se aboque a lo
estrictamente editorial.
Composición
tipográfica
El
tipógrafo aplicará las características
tipográficas tal como lo disponen las normas internacionales de edición
y los criterios editoriales, y dispondrá estéticamente los elementos del
texto dentro del formato correspondiente. Conforme va formando las páginas,
al margen de aplicar el "marcaje" (si se puede llamar así
todavía), que
antaño correspondía hacer al corrector —la uniformación de títulos y subtítulos, párrafos,
signos ortográficos, etc.—, cuidará de que no
aparezcan líneas abiertas (con grandes espacios entre palabras), cortes de palabra incorrectos o
desagradables a final de línea, líneas sueltas a principio o final de página,
líneas que terminan sólo con una sílaba, "callejones"
(guiones, signos ortográficos o palabras repetidos en varias líneas a la misma altura), etc.
Ahora
que generalmente recibe archivos en lugar de originales (para tipiar), corregirá la ortografía mediante el corrector del procesador y, dadas
las limitaciones del mismo, mediante búsquedas exhaustivas de los errores
más comunes.
Por
otro lado, es muy probable que la obra en cuestión se vaya a imprimir y
que el formato sea diferente del original. En este caso, las particularidades más destacables
de la diagramación serán el redimensionamiento de los elementos gráficos y su transformación
a imágenes en escala de grises. También es común que se replanteen
cuando no quepan en la página, o se corrijan en caso de que tengan
deficiencias.
El
uso de la misma fuente tipográfica es un elemento insoslayable, y lo es también su
inserción en el momento de generar el archivo que se usará para imprimir.
En caso contrario, es posible que se cambien caracteres inadvertidamente.
Digitalización
Digitalización
se le llama actualmente al vaciado de información en un archivo
electrónico, que se hace a partir de un texto en papel. Lo cierto es que
esta tarea de edición se puede hacer de dos formas: captura del texto
("parado de tipografía"), cuando el original es de muy baja calidad, o
escaneo. Si hay elementos gráficos, se escanearán si tienen calidad
o, en caso contrario, se tendrán que rehacer. Una vez vaciado, el texto
recibe el tratamiento de
limpieza de archivos y el trabajo de tipografía y formación (o
diagramación, en el caso de las obras técnicas).
Mayor información:
taller@servicioseditoriales.net
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Es
muy importante ser conscientes de que el corrector ortográfico de los
procesadores de texto no puede
funcionar de manera automática sin
riesgo de generar errores a veces muy desagradables. En un laboratorio de
patología el programa insistía en sustituir "células
apócrinas" por "células apócrifas", o "calle
Dorrego" por "calle Borrego" en una empresa de mensajería
internacional.
Al
frente del procesador se debe sentar una persona que tenga los
conocimientos para elegir el término correcto. De otra manera, no sirve
para nada tan poderosa herramienta.
Algo
similar sucede con las series automáticas, pues quien no sea
avezado en el manejo del programa repetirá sin darse cuenta números de
capítulos, de incisos, etc.
Lo
mismo se puede decir de la sustitución automática de palabras realizada
por el mismo autor del archivo, pues si no tiene la precaución de indicar
"Sólo palabras completas" o "Coincidir mayúsculas con
minúsculas (en el caso del Word), se llevará sorpresas que le dejarán
muy mal sabor de boca.
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MENSAJE

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